No va a ser. No lo verán nuestros ojos, ni lo disfrutará nuestros corazones, pero el esloveno Tadej Pogacar podría convertirse, podría, sí, en el primer ciclista que gana, en una misma temporada, Giro, Tour y Vuelta.
De momento, mañana, en Niza, el nuevo ‘canibal’ se convertirá en el octavo ciclista que gana Giro y Tour en la misma temporada: Fausto Coppi (1949 y 1952), Jacques Anquetil (1964), Eddy Merckx (1970, 1972 y 1974), Bernard Hinault (1982 y 1985), Stephen Roche (1987), Miguel Indurain (1992 y 1993) y Marco Pantani (1998). Es decir, Pogacar logrará la gesta 28 años después de que la conquistase ‘el Pirata’.
En abril de este año, alguien le preguntó a Alberto Contador si veía capaz al general esloveno de ganar las tres grandes pruebas por etapas. Contador dijo que “por supuesto”. La manera, la forma, la potencia, la facilidad, la distancia, las diferencias alcanzadas por Pogacar en el Giro y Tour de este año, su dominio absoluto, incontestable, hace que muchos piensen que, si se lo propusiese, cosa que, al parecer, no ocurrirá, sería perfectamente capaz de convertirse en el primer ciclista en lograr semejante dominio.
Pogacar, wearing the yellow jersey of overall leader, consoles Dane Jonas Vingegaard at the end of today's stage. / AP
“Prefiero no perseguir récords”, señaló Pogacar, dos semanas antes de iniciar el Giro. “Es verdad que me atraen mucho los nuevos retos y, sobre todo, hacer carreras que nunca antes he hecho, pero puedo decir, con seguridad, que no está previsto que este año participe en las tres grandes. No sé, quizás sea demasiado loco intentarlo”.
Pogacar volvió a destruir ayer, acompañado por los suyos hasta pocos kilómetros antes de la meta, a todos sus rivales. Todos, absolutamente todos, fueron desfalleciendo cuando el esloveno decidió, de nuevo, conquistar su quinta victoria de etapa.
“Prefiero no perseguir récords. Es verdad que me atraen mucho los nuevos retos y, sobre todo, hacer carreras que nunca antes he hecho. No sé, quizás sea demasiado loco intentar ganar las tres pruebas”
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Se presentó junto al danés Jonas Vingegaard para jugarse la victoria en el último kilómetro de la dura etapa y, cuando muchos creían que el esloveno iba a tener un detalle con el primero de los humanos, se puso de pie en su bicicleta y dejó totalmente parado, petrificado, a su máximo rival.
Quienes conocen las intenciones de Pogacar afirman que el campeonísimo esloveno quiera colgarse la medalla de oro olímpica, el próximo 3 de agosto, en París y, posteriormente, perderse en una playa desconocida junto a su pareja, la ciclista eslovena Urska Zigart, que fue descartada por el seleccionador esloveno para representar a su país en los Juegos Olímpicos. En los últimos cuatro meses, Pogacar solo ha estado una semana en su casa.
Tadej Pogacar, wearing the yellow jersey of overall leader, takes his fifth stage victory. / AP/Jerome Delay
Los hay, por descontado, que piensan que es muy difícil añadir así, de pronto, una tercera gran prueba por etapas al calendario de un ciclista que ha diseñado toda su temporada pensando en las tres grandes metas que está a punto de conquistar (Giro, Tour y Oro olímpico) y que, por tanto, pese a que semejante gigante no descarta, tal vez, afrontar, en los próximos años (solo tiene 25 años), no parece ser que vaya a ser este, del 17 de agosto al 8 de septiembre, cuando Pogacar aparezca en la Vuelta a España.
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No se trata, solo del cansancio físico, sino de su cansancio mental. Insisto, desde fuera, visto como domina todas y cada una de las etapas, visto el poder que tiene sobre sus ciclistas y la capacidad del equipo para tenerlo todo atado y bien atado, es evidente que Pogacar lograría ese tremendo record, este mismo años, si se lo propusiese, pero va a ser que no.
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