En la fiesta con ecos electrónicos que propone J Balvin en los primerísimos compases de los conciertos de su gira ‘Que bueno volverte a ver’ suena ‘Mi gente’, años atrás pieza representativa de ese simbólico abrazo que se dio entre una generación de artistas, la que llegó a nuestro ‘mainstream’ desde los ritmos latinos, con el público global. “¿Y dónde está mi gente?”, pregunta en la mencionada pieza, de respuesta ensordecedora hace más de un lustro, cuando José Álvaro Osorio Balvin lanzó la canción. Pues bien, esa pregunta recibió en un recogido Palau Olímpic de Badalona, donde la estrella colombiana del reguetón actuó, una respuesta nostálgica y más que voluntariosa de los -muchos menos de los esperados- presentes. 6.700 asistentes según la promotora, Doctor Music.
Siguen ahí muchos de aquellos que crecieron con canciones surgidas en el momento preciso del bullicio reguetonero, como, obviamente, ‘Reggaeton’, aullada al inicio por un público joven pero ya no tanto. A simple vista se podía comprobar en Badalona cómo aquellos que han crecido de lleno en el potaje de la música urbana no sienten el mismo magnetismo con J Balvin como, hablando en plata, los treintañeros.
Colombian singer and producer J Balvin, winner of numerous Latin Grammy and Billboard awards, offers the first of his two concerts in Spain as part of his “It's good to see you again” tour, in which he will share much of his international gets hits back. / Alejandro García / EFE
La falta de fans que tapasen huecos en la grada quizá también responda a que, a día de hoy, tres años sin sacar un disco disminuye significativamente, aunque siga mandando en plataformas, el poder de atracción de un antaño referente indiscutible, capo de la ‘latino gang’. “El que llevó mundial el reguetón”, decía una certera pancarta. No pasa el de Medellín por su mejor momento, seguro, apartado como estuvo un tiempo por depresión y ansiedad, con unos últimos trabajos inconsistentes y que pecan de ‘soft, como ‘Colores’ (2020). Algunas de sus piezas sonaron tibias.
Himnos indestructibles
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Pero J Balvin, que suma ya 39 años, poseerá para siempre un catálogo envidiable de himnos indestructibles. Esos, muchos de ellos cocinados al punto a finales de la pasada década, con los que en 10 o 20 años podrá hacer un concierto como el de esta noche, lleno de baile y magnetismo. Y diversión. Porque una fiesta no decae nunca -Badalona se puso de pie desde las primeras notas- cuando uno puede empalmar ‘Con altura’, ‘X’, I like it’, ‘Safari, ‘Contra la pared’, encendido dance hall con Sean Paul. O ‘Ginza’, esa que en 2016 ya aventuraba que “si necesitas reguetón, dale”.
J Balvin, al que, por cierto, no verán en una fotografía hecha por este diario, pues este medio se negó a pasar por un imperativo control de las imágenes por parte del equipo del artista, dio un momento de tregua bajando revoluciones con temas como ‘La canción’ o ‘Rojo’, acompañado de unos impostados violines y un coro góspel marciano (toda la escenografía iba por aquí).
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Esa calma hacía prever un final apoteósico con piezas coreadas a pulmón como ‘Otra vez’ o el superhit ‘No me conoce’, que fueron puerta de entrada a una rave sin luz pinchada bajo el ritmo de ‘In da getto’. Vibraciones altas para que en la cabeza de uno permanezca el eco de la música del abanderado de la ‘latino gang’.
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