España desata corrientes circulares de viento y fútbol que amenazan las estructuras de acero más sólidas, como la francesa levantada por Didier Deschamps, campeón del Mundo en 2018 y subcampeón en 2022 sacando petróleo del minimalismo ofensivo, de que los partidos transcurran por el secarral. Hasta plantarse en semifinales, les bleus lograron estirar aún más su propuesta. No habían marcado ni un gol en acción de jugada (dos se los metieron los rivales —el austríaco Wöber y el holandés Vertonghen—, y otro fue un penalti convertido por Mbappé); y en contra, solo había recibido uno, una pena máxima transformada por el polaco Robert Lewandowski. Así sobrevivía y progresaba hasta que se cruzó con la efervescencia de España. En semifinales, en 25 minutos, la cuadrilla de Luis de la Fuente le clavó dos. La media hora que definió la noche y despidió a una Francia pacata durante todo el torneo. Lo poco de Kylian no le alcanzó para más.
2
Unai Simón, Marc Cucurella, Jesús Navas (Dani Vivian, min. 57), Aymeric Laporte, Nacho, Lamine Yamal (Ferran Torres, min. 92), Nico Williams (Martín Zubimendi, min. 93), Rodri, Dani Olmo (Mikel Merino, min. 75), Fabián Ruiz y Álvaro Morata (Mikel Oyarzabal, min. 75)
1
Mike Maignan, Dayot Upamecano, William Saliba, Jules Koundé, Théo Hernández, Aurélien Tchouaméni, N’Golo Kanté (Antoine Griezmann, min. 61), Adrien Rabiot (Eduardo Camavinga, min. 61), Ousmane Dembélé (Olivier Giroud, min. 78), Kylian Mbappé y Randal Kolo Muani (Bradley Barcola, min. 62)
Goles
0-1 min. 8: Randal Kolo Muani. 1-1 min. 20: Lamine Yamal. 2-1 min. 24: Dani Olmo
Arbitro Slavko Vincic
Tarjetas amarillas
Jesús Navas (min. 13), Aurelien Tchouameni (min. 59), Camavinga (min. 88), Lamine Yamal (min. 90)
La velada en el bosque que rodea el Allianz Arena de Múnich, a las afueras de la capital de Baviera, se le puso perfecta a los galos para el minuto 10. Gol de Kolo Muani ante la pasividad española y, al instante, amarilla de Jesús Navas, el zaguero de 38 años y medio que se las tenía que ver con Mbappé. De la defensa de brazos caídos del sevillano se había aprovechado el nuevo madridista para conectar con el delantero en el 0-1. Deschamps salivaba y, sin que a nadie le extrañara, mandó a su ejército que se abrigara atrás y buscara las contras con Kylian, al que le sobró la pierna en Nacho para meter el segundo.
Francia tenía el guiso en su punto. Hasta que surgió el genio adolescente de Lamine Yamal. Tras contemplar en la distancia el tanto de la Eurocopa, la frustración empujó a Mbappé hacia el árbitro sin saber nadie qué estaba reclamando. La obra del niño azulgrana y el posterior rebote en Koundé apagó el plan francés, y nadie lo sufrió de inmediato tanto como Mbappé. “No hemos conseguido ser tan verticales como me habría gustado”, lamentó Deschamps.
El ex del PSG había aparecido sin máscara para proteger su nariz (se la rompió en el debut), harto del engorro de llevarla. Había asistido a Kolo Muani y amenazó con el segundo, pero el remonte español lo sumió durante un largo trecho en la invisibilidad. Acodado en la izquierda, nada más se supo de él hasta un par de acciones episódicas en el tramo final. Apenas volvió a apretar a Navas, pese a la diferencia de edad y la tarjeta del andaluz, salvo un tiro sin mucho filo antes de que el sevillista se fuera lesionado al comienzo de la segunda mitad. En su orilla se puso Nacho, pero entonces Deschamps agitó el árbol (entraron Griezmann, Camavinga y Barcola por Rabiot, Kanté y Kolo Muani), y la estrella pasó a ocupar el centro del ataque, con Griezmann por detrás.
Durante una hora, Kylian había perdido a su socio de todos los días. El rendimento declinante del rojiblanco llevaron a Deschamps a tomar una decisión con precedentes muy lejanos. Desde los octavos del Mundial de 2014, ante Nigeria, Griezmann no era suplente con Francia en una eliminatoria de una gran competición. Dieciséis choques consecutivos como titular, ejerciendo cada vez más de todo. Pero la repentina flojera del soldado de Simeone le animó a tomar de inicio una decisión radical, que a la hora, acuciado por las urgencias, tuvo que deshacer. Sin embargo, la recuperación del dúo Griezmann-Mbappé tampoco alteró el rumbo de la velada, así que Deschamps soltó un cuarto delantero, con Olivier Giroud. Pero tampoco.
La última ocasión de Francia la tuvo Mbappé, pero no como nueve, sino a la carrera, encarando a Vivian, al que solo le quedó recular. Ahí plegó velas su equipo en la Euro y su astro, que enfila ya el camino a Madrid. Deschamps había advertido tras los cuartos que a su estrella, que le había pedido el cambio en el descanso de la prórroga con Portugal, le faltaba gasolina. Las semifinales apenas cambiaron el diagnóstico. Lo escaso de Francia en ataque en el torneo y en las semifinales lo acaparó en gran medida Kylian, él fue el que más disparó de los suyos (cuatro veces; solo una entre palos), aunque insuficiente para bajarle los humos a España. “Kylian no tuvo un partido tan bueno como suele hacerlo, pero no busco excusas. Sufrió un traumatismo [en el primer partido], como sabemos, y aún así hemos llegado a la semifinal”, concluyó Deschamps, que lamentó que su
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