Ante los infinitos vaivenes urbanos de la música latina, una de salsa canónica; suave y romántica, pero fiel a los cánones tropicales, a la sección de metales lustrosos y a las circunstancias de un figurín de la escena como es Marc Anthony. El paso, este jueves en un Palau Sant Jordi lleno, de su ‘Historia tour’, refrescó el peso de un estilo y un cancionero de hechuras clásicas, indestructible al baile de tendencias que agita la música latina.
Americana, camisa abierta a la altura del pecho y gafas oscuras (que arrojó al suelo teatralmente al tercer tema), y esa sonrisa de galán del barrio que nada más empezar la sesión, derritió unas gradas salpicadas por banderas de países como Colombia, Venezuela o Perú. Número sensualmente arrollador, ‘Pa’llá voy’, y portador de su declaración de principios: “Pa’onde está la rumba, pa’llá voy / Pa’onde están las chicas, pa’llá voy”, hizo saber el ciudadano neoyorquino (de padres puertorriqueños) Marco Antonio Muñiz, cuya voz distinguida costó de apreciar en los primeros compases del concierto, cuando el empuje rítmico (‘Valió la pena’) requería más pegada y volumen en el micro.
Repertorio muy estable
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Como en otras visitas cercanas (estadio del RCDE Espanyol, en Cornellà, 2016 y 2022), fue un concierto de pulcro desarrollo, medido compás a compás y sujeto a un repertorio muy estable (muy pocos cambios de una gira a otra, incluso disponiendo ahora de un álbum recién lanzado, ‘Muévense’, que quedó fuera del atril). Hay quien reprocha a Marc Anthony cierta altivez, pero, oigan, la latinidad también tiene sus divos. Genio y figura, él no se desentendió de la audiencia, interpelada aquí y allá al invitarla a cantar y repetir el latiguillo de “¿cómo está mi gente?”. Se metió visiblemente en cada estrofa, y su carisma llenaba el escenario.
Pocos como él bordan el baladismo salsero, como nos recordó con ‘Hasta ayer’ y ‘Flor pálida’, entre dulces andanadas de la orquesta (14 instrumentistas y coristas). O en ese ‘Volando entre tus brazos’, otra del álbum que 20 años atrás le produjo el colombiano Estéfano. El Marc Anthony de distancia más corta pudo lucirse en un ‘medley’ que tiene muy interiorizado desde hace años, el que va de ‘Abrázame muy fuerte’ (Juan Gabriel) a ‘Almohada’ (que popularizó José José) y de ahí, sorteando heridas y desgarros, a ‘¿Y cómo es él?’ (Perales).
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Un Marc Anthony, este, muy puesto en su papel de señor vocalista melódico, con su gesto y sus acentos enfáticos, si bien él debía sospechar que no era esa su esencia más deseada. “Se terminaron las baladas y el lloriqueo”, se mofó, recorriendo con el índice su mejilla como si le cayera una lágrima. “¡Esto es un concierto de salsa!”, bramó. Y de ahí a ‘¿Qué precio tiene el cielo?’, a todo tren, y a ‘Te conozco bien’, preludio de un clímax esculpido a golpe de la despechada ‘Mala’ (“tú me saliste mala, mala, mala… y cara”) y de un ‘Vivir mi vida’ (la adaptación de ‘C’est la vie’, de Khaled) que dejó flotando su mensaje aspiracional: “Siempre pa’ lante, no mires pa’ atrás”
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