Las vías 1 y 3 de la estación de Rodalies de Montcada Bifurcació han recuperado este lunes la circulación habitual de trenes después de 36 días de avería. Los convoyes de la R3 procedentes del norte que solo llegaban hasta Montcada-Ripollet desde el incendio del pasado 12 de mayo, ya pueden bajar hasta su parada final, L’Hospitalet. También la R7 vuelve a la vida, ya que en estas semanas, la R4, que ha recuperado la frecuencia de paso habitual, llegaba hasta Cerdanyola, y desde ahí, un bus seguía hasta la Universitat Autònoma de Barcelona. Las tres líneas han recuperado la normalidad, pero en el ambiente se respira una opinión coincidente: “De acuerdo, vuelve a funcionar, ¿pero hasta cuándo?”. Y de hecho, lo de ‘normalidad’ también lo ponen en cuestión: “Si normalidad quiere decir que volvemos a los retrasos, que vayan llenos o que un tren se queda parado entre dos estaciones, entonces sí, normalidad”.
La recuperación del servicio viene precedida de unos días de dudas sobre si realmente todo volvería a ser como antes a partir de este lunes. Es, de hecho, la enésima demostración de que la relación entre Renfe (operador ferroviario) y Adif (gestor de la infraestructura) no es todo lo fluida y cordial que cabría esperar. Adif informó a mediados de la semana pasada de que las tres líneas volverían a normalizar el servicio el domingo (el propio ministro Óscar Puente lo compartió en su cuenta de Twitter), pero luego se dijo que no, que durante el fin de semana se iban a hacer las pruebas sin pasaje. No fue hasta las 19 horas del domingo que Renfe confirmó que, ahora sí, el lunes era el día bueno para que los pasajeros de la R3 pudieran viajar hasta la capital catalana.
Proyecto pendiente
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La realidad es que los trenes de las tres líneas vuelven por fin a pasar por Montcada Bifurcació, una parada que reclama a gritos una reforma y que de hecho tiene un proyecto aprobado de 33,7 millones de euros que deberían reformarla de arriba abajo. Los paneles no funcionan, no hay personal que atienda, solo están colgados los horarios de la R4, como si no existieran la R3 ni la R7, las vías están llenas de basura, la estación no está señalizada si uno llega desde la C-17, el aparcamiento es una ciénaga y el paso subterráneo, si oscurece, tiene que dar miedo. Que el 90% de los trenes que pasan por aquí estén grafiteados termina de crear una postal ferroviaria ciertamente peculiar.
Enrique, un joven enfermero, llega con la R3 dispuesto a tomar la R4 para ir a Sabadell. No es un viajero habitual de Rodalies. “Ayer miré la mejor combinación y vi que el tren volvía a funcionar. Siempre es mi última opción, pero mi pareja se lleva el coche cada día y no me quedaba más remedio. Siempre te subes un poco con la duda de cómo irá la cosa“. Desde Granollers-Canovelles llega Lluïsa con un tren de la R3, con intención de seguir su viaje con la R4. Vive en Lliçà d’Amunt y este lunes por la mañana tiene hora en la Mútua de Terrassa. En coche no llega a media hora de trayecto, pero en tren habrá tardado algo más de hora y media para recorrer poco más de 30 kilómetros. “Siempre sales con tiempo porque algo te vas a encontrar, te acostumbras al retraso. Pero la Renfe es gratis y, mira, sacrificas el tiempo”.
Irene baja de un R3 desde la Garriga y se dirige a Manresa. Tiene que ir dos veces a la semana y en el último mes ha tenido que ir en coche. “Conduciendo tardo mucho menos y me puedo planificar mejor, pero el tren me gusta porque aprovecho para leer. Pero cada día es una sorpresa, no sabes muy bien cómo van a ir las cosas“. ¿Pero feliz de que el tren vuelva a funcionar? “Sí, vale, ¿pero hasta cuándo?”.
“Mala información”
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Marc Janeras, portavoz de la plataforma Perquè no ens fotin el tren, llama la atención sobre el “supuesto regreso a la normalidad a la R3”, la línea que sube a Vic, Ripoll y Puigcerdà. “Los trenes volvían a circular, cierto, pero en hora punta llevaban el retraso de siempre, de entre 10 y 20 minutos”. También advierte de un tren que se ha pasado 10 minutos parado en Montcada Ripollet, cosa que ha despistado a muchos viajeros, que han dudado si esa seguía siendo la estación terminal por la avería o si realmente, como les habían prometido, podrían llegar a Barcelona sin tener que seguir en bus por carretera. Se queja Janeras de “la mala información” y de la “nula coordinación entre Renfe, Adif y la Generalitat” que hace que los intereses de los viajeros “sea lo menos importante”.
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Daniel Pi, portavoz de la asociación Promoción del Transporte Público (PTP), es usuario habitual de la R3. La mañana del lunes ha bajado a la capital catalana y admite que todo ha ido bien. “Pero me consta que el tren que iba detrás ya iba con los 10 minutos habituales de retraso”. Espera que esta avería, que se produjo cerca de Montcada Bifurcació pero afectó a toda la red de Rodalies, sirva “para que Adif reflexiones sobre la resiliencia del sistema, ya que no debería pasar que un incendio en un punto muy concreto lo ponga todo patas arriba”.