Zaragoza fue un ensayo. Un ensayo para Bilbao y una torpeza más porque las jugadoras del Barça tuvieron que colocarse ellas mismas las medallas de la Copa de la Reina tras una antológica final sobre la Real Sociedad (8-0). porque nadie tuvo ese gesto de reconocimiento. Se las iba entregando el delegado del equipo. “En Mérida nos la pusimos nosotras y aquí no las ha dado el delegado. Nos hemos reído un poco”, dijo desconcertada Mariona Caldentey, que fue elegida la mejor jugadora del partido
Queda, entretanto, La Romareda a mitad de camino del nuevo San Mamés. A orillas del Ebro se despedía Natalia Arroyo de la Real Sociedad. Emocionada estuvo al inicio la entrenadora catalana en todo momento, posando con todo su staff y equipo cerrando su etapa en San Sebastián.
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Pero luego terminó Arroyo abatida y desconsolada después por la tormenta de goles recibida: cinco tantos en los primeros 33 minutos. Ocho en la final. “Ellas van en Ferrari y nosotras en bicicleta. Una pena, es algo frustrante”, ha reconocido la técnica de la Real, asumiendo la responsabilidad de un planteamiento equivocado y lamentando la “altísima eficacia” del Barça.
“Ellas van en Ferrari y nosotras en bicicleta. Una pena, es algo frustrante”
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Y las medallas, entretanto, reposaron en el cuerpo de las jugadoras del Barça , entregadas, una vez más, de forma furtiva cuando Alexia Putellas, la capitana, subió a recoger al palco la Copa de la Reina a manos de la Reina Letizia.
[–>Tan furtiva que fueron entregadas por el propio staff del Barça quien se las colocó, una a una, a todas las jugadoras. Es el protocolo, según sostiene la RFEF (Real Federación Española de Fútbol), un protocolo que no dignifica, sin embargo, a las ganadoras. Una chapuza más, aunque se justificar porque la entrega de medallas es la mismo en la Copa del Rey y en la Copa de la Reina, un asunto pactado previamente con los dos equipos que juegan la final.
Mientras, a orillas de la Ría de Bilbao y del imponente Guggenheim, se despedirá este próximo sábado Jonátan Giráldez camino de EEUU, dejando un rastro de casi perfección absoluta: tres títulos de tres posibles. Primero la Supercopa de España (7-0 al Levante), luego la Liga y ahora la Copa de la Reina (8-0 a la Real). Falta hollar, de nuevo, la cima en Bilbao cerrando el círculo ganando la Champions.
“La gente ha disfrutado. Es un orgullo. No es solo el número de Copas sino cómo ganas este título. Es una temporada magnífica”
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“Hemos hecho un partidazo. Hemos sido muy superiores y muy efectivas, con ese 5-0 al descanso. Era clave correr porque habría muchas situaciones de ataque rápido. La gente ha disfrutado. Es un orgullo. No solo el número de Copas sino cómo ganas este título. Es una temporada magnífica, todo el equipo disponible”, ha dicho el técnico azulgrana.
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En Zaragoza se llenaron las calles de familias, niñas y niños, disfrutando de una final que no existió como tal. Se vivió con intensidad en la ciudad, pero no hubo partido alguno en el césped, aniquilada la Real por un Barça que no tuvo piedad alguna. Al sonar el himno de España, poco antes de iniciarse la final, se escuchó una sonora pitada con Joan Laporta, el presidente del Barça, compartiendo palco con la Reina Letizia y Pilar Alegría, la ministra de Educación.
Ya antes de acabar la primera mitad, y con el rostro desencajado de Natalia Arroyo, que contrastaba con el sosiego y calma que irradiaba Giráldez, estaban calentando varias jugadoras del Barça, entre ellas Alexia Putellas. Salió en el descanso por Aitana. Zaragoza era, en realidad, solo una cómoda escala en el camino hacia Bilbao.
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Una escala para recoger el trofeo –décima Copa de la Reina para las azulgranas-, volver a casa y preparar la cita cumbre con el Olympique de Lyon para definir el mejor equipo de Europa. Una escala sencilla porque la Real no fue rival. Ni con cinco defensas –ese fue el plan inicial de Arroyo- ni tampoco con cuatro: 19 remates del Barça en la primera mitad –un vendaval sin fin-, 11 a puerta y cinco goles.
Una locura ofensiva, como demostró la posesión de la pelota en ese primer acto: 81% para el Barça; 19% para la Real. Locura que se prolongó en la segunda parte. Y récord de asistencia en una final de la Copa de la Reina, con 25.617 espectadores, siendo el aforo de La Romareda de 33.608. “El Barça ha sido muy superior. Es el récord histórico de asistencia. Hay que disfrutarlo”, proclamó orgullosa Montse Tomé, la seleccionadora española.
“En Mérida las cogimos nosotros las medallas y hoy me lo ha dado el delegado. Nos hemos reído un poco. Es algo que no está en nuestras manos, no lo podemos controlar”
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Acabada la final que no existió, Arroyo, que terminó después llorando cuando reconfortaba a sus jugadoras, y Giráldez, viejos amigos, se abrazaron al pie de los banquillos, compartiendo confidencias. Ella se va de la Real. Él se irá del Barça. “No esperábamos este resultado. Estamos en muy buen momento, tres de cuatro títulos, nos queda uno. Un 5-0 en la primera parte a un equipo como la Real es algo difícil. Hemos vivido un ambiente increíble. Estoy segura que todos los culés estarán el sábado en Bilbao”, ha declarado Mariona Caldentey.
“En Mérida las cogimos nosotros las medallas y hoy me lo ha dado el delegado. Nos hemos reído un poco. No está en nuestras manos, no lo podemos controlar”, ha recordado Caldentey, mientras Giráldez ha explicado que el cambio de AItana Bonmatí en el descanso se debió a que no se encontraba bien y no quería correr riesgos. “Está bien ahora, está bien”. Y Arroyo, la técnica de la Real, no tenía dudas: “Tenemos que seguir aprendiendo, reconociendo que están a muchos años luz de nosotras en un escenario así. Nos ha superado la final”.
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