Yo les hago un par de preguntas y si ustedes coinciden en las respuestas, seguimos hablando. O yo escribiendo y ustedes, leyendo. ¿Ustedes creen que todo lo que hemos contado, radiado, televisado, tertuliado, comentado, sentenciado, anunciado, intuido del ‘caso Xavi Hernández’, sobre todo, durante la última semana, ha surgido de la mente conspiradora, enferma, desequilibrada de un docena de periodistas?
¿Ustedes creen que todo el ruido que ha surgido, que se ha desatado, esos dardos, esas dagas, que han acabado arrinconando, humillando, minusvalorando, a Xavi Hernández hasta el extremo de obligarle a reconocer anoche que “te hacen sentir pequeñito”, no parte, no arranca, no está patrocinado por Joan Laporta? Y quien dice Laporta, dice su cuñadísimo Alejandro Echevarría, Rafa Yuste, Anderson Luis de Souza ‘Deco’, Joan Soler o Enric Masip.
Basta una llamada
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Por supuesto que sí. Han sido ellos. Miren, a mí no me llama nadie. Repito: nadie. Pero si lo que está sucediendo alrededor de Xavi Hernández, alrededor de su gestión al frente de la plantilla del Barça, alrededor de su ‘staff’, alrededor de su sistema de trabajo, más o menos intenso, adecuado y/o profesional, alrededor de sus resultados y, sí, también, alrededor de sus declaraciones, de sus extrañísimas explicaciones, entorno a su futuro, fuese mentira, falso, invención de una docena de periodistas, cualquiera de ellos (Laporta, Echevarría, Yuste, Deco, Soler y hasta el mismo Masip, que pinta poco pero tiene móvil) hubiesen cogido el teléfono y hubieran llamado a los que tienen que llamar, a los que realmente tienen influencia en los medios y lo hubieran desmentido y parado todo. Todo. Si no lo han hecho, si han permitido que la cosa, el caos, el lío, las dudas, crezcan, es porque es la pura verdad. Y, sí, están pensando en cargarse a Xavi.
Es así de sencillo. El ruido partió de ellos. Con razón o sin razón. Por las declaraciones de Xavi antes de jugar frente al Almería cuando, por fin, chocó con la misma realidad que había chocado Ronald Koeman, y gritó a su manera “esto es lo que hay”. Y el presidente se cabreó. Y es que el título de Liga, los cegó a todos, los volvió locos, les hizo creer lo que no eran. Pensaron que ganar 1-0 o 0-1 era un chollo y no se dieron cuenta de que ganaron un título sin jugar una castaña y, sobre todo, sin rival, pues el Real Madrid dimitió de esa Liga. Y, ahora, cuando ha surgido el auténtico Real Madrid (ya verán el del año que viene con Kylian Mbappé), se han dado cuenta de que no les da.
Xavi no será despedido por decir la verdad antes del Almeria. Xavi se volverá a Catar por habernos engañado durante meses y haberle comprado el discurso triunfalista a Laporta. Si Laporta debe escoger entre él y Xavi, ya saben a quién escogerá. Xavi pretendió, la noche del Villarreal, la noche de su dimisión en diferido, marcarle el calendario, el ‘time’, al presidente y, ahora, es Laporta quien le hace sufrir, esperar, quien lo desgasta hasta provocar la locura en las gradas de Montjuïc donde una afición, mitad ‘soci’ (bueno solo van 17.000), mitad japoneses, que hacen la ola empatando, acaban tan desquiciados que animan y critican, a la vez, a Laporta y a Xavi.
Y costará una millonada
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Lo están haciendo tan mal, tan rematadamente mal, que la van a pifiar, tomen la decisión que tomen. Es evidente que es horrible que cesen a Xavi y que es aún más horrible que lo mantengan. Si se lo cargan, porque perdieron la oportunidad de aceptarle la dimisión en su momento, demostrar su fuerza, desmostrar quién mandaba, ahorrándose el finiquito y, sobre todo, porque nadie olvidará la emoción, con lagrimitas incluidas, de Laporta abrazando a su amigo y diciendo “este es mi hombre” en aquella esperpéntica conferencia de prensa de hace solo unos días.
Y si lo mantienen, porque nadie se creerá un proyecto que empieza con todas esas dudas. ¿De verdad alguien puede pensar que se puede arrancar la próxima temporada con un entrenador del que se ha dudado tanto y tanto, del que se ha hablado y difamado tanto, al que se le ha debilitado tanto frente a sus futbolistas y aficionados? Empezar así, significaría que, tras las dos primeras derrotas, en septiembre, todo volvería al punto de partida. Es decir, a pensar en despedirlo de nuevo.
Lo que no deja de ser cierto es que Xavi sigue añadiendo gasolina al fuego. Y no me refiero (solo) a sus declaraciones, ahora ya sinceras, de que “esto es lo que hay”, no, me refiero a sus comentarios de anoche, asegurando que el equipo este año ha jugado mejor que la temporada pasada. ¿Lo dijo en serio? No, no lo dijo en serio. Y lo sabe. Es más, hasta se le escapó un “pero que diu”, expresión que pensamos todos al escucharle decir semejante ilusión.
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El equipo este año ha competido peor, su ritmo de balón ha sido (casi) ridículo, desapareció la presión alta, el compromiso en muchos partidos, la mentalidad en casi todos, la preparación física por descontado, la intensidad defensiva ya ni hablemos, el control del juego ni por asomo, el control del partido ni en sueños…no, el equipo futbolísticamente no ha crecido, aunque lo diga Xavi, que sabe que lo despedirán porque, probablemente, alguien, totalmente ajeno al ‘camarote’ de Laporta, alguien que sí sabe de fútbol, le ha dicho al presidente que otro entrenador sacaría muchísimo más rendimiento y jugaría mejor a fútbol con estos mismos jugadores.
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