Desde que el president Salvador Illa llegó al Palau de la Generalitat, hace poco más de un mes, han pasado por la institución la presidenta del Congreso –Francina Armengol-, un ministro –José Luís Escrivá-, tres expresidents de la Generalitat -José Montilla, Jordi Pujol y Artur Mas-, y dos alcaldes –Jaume Collboni y Lluc Salellas-. Esta tarde lo ha hecho también la vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, que justamente se encuentra de visita en la capital catalana.
Díaz se ha desplazado a Barcelona para celebrar una ronda de contactos con las asociaciones empresariales y sindicales más representativas de Catalunya. Su objetivo es tratar de ganar adeptos a su propuesta de reducir la jornada laboral a las 37,5 horas semanales y obtener la complicidad de la patronal para que presionen a Junts en esta cuestión.
Los siete votos de los posconvergentes en el Congreso son especialmente relevantes para que la propuesta salga adelante, algo que se vio esta semana con la regulación de los alquileres de temporada, cuando la negativa de Junts no permitió tramitar el texto impulsado por Sumar y asociaciones en favor de los derechos de los inquilinos.
La reunión con Díaz ha sido la tercera que el president ha celebrado este jueves en el Palau de la Generalitat, todas ellas a puerta cerrada.
A primera hora de la mañana, Illa se ha reunido con el expresident Mas en el marco de la ronda de contactos que está realizando con sus antecesores para conocer de primera mano la labor que realizan desde sus oficinas. Más tarde, al mediodía, el jefe del ejecutivo catalán también se ha visto con la federación Salut Mental Catalunya, acompañado de la consellera Olga Pané; y ha comido con los presidentes de las cuatro diputaciones catalanas.
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Díaz, por su parte, se ha reunido con los sindicatos UGT y CCOO para dialogar sobre la reducción de la jornada laboral, y con Foment del Treball, tras el encuentro mantenido el miércoles con representantes de la patronal PIMEC también por este tema. “Es una ocasión única para reducir la jornada laboral, con una afectación a 12 millones de trabajadores. Pero es una herramienta para mejorar la productividad en nuestro país. España tiene un diferencial negativo de productividad, y esta es una de las herramientas”, ha asegurado la vicepresidenta segunda.
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