El cierre de un tercio de los refugios climáticos en agosto en Barcelona es motivo de crítica para los rivales del gobierno de Jaume Collboni. La clausura parcial o total de 121 de los 368 espacios climatizados que se publicitan en la web municipal, según un recuento de EL PERIÓDICO, ha llevado a los partidos de la oposición a cuestionar la eficacia de las medidas para resguardar a la población desvalida frente a las altas temperaturas, como las personas sin hogar, los enfermos o quienes carecen de ventiladores y aires acondicionados. Por su parte, la Federación de Asociaciones Vecinales de Barcelona (FAVB) pide ante todo cambios en el urbanismo y las zonas verdes para protegerse del calor.
Este jueves, Junts tachó el llamado Plan Calor del ejecutivo municipal como “una simple campaña publicitaria que no da respuesta a la ola de calor”. La portavoz de la formación, Neus Munté, advirtió del “incumplimiento de las obligaciones del Ayuntamiento para ofrecer una respuesta excepcional ante un hecho excepcional”.
Munté recordó que su grupo promovió que se aprobara el acceso gratuito a las piscinas de la ciudad. El gobierno municipal puntualizó entonces que existían descuentos para menores y personas atendidas por los servicios sociales, entre otros supuestos.
Espacios de pago
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Las 57 piscinas incluidas en la red quedan englobadas en lo que el consistorio define como “refugios climáticos de pago”, que brindan “un servicio o recurso para refrescarse adicional al confort térmico que ofrece” el espacio, añade. En otras instalaciones acondicionadas frente a la canícula, como los museos, también debe costearse una entrada, pero “tienen espacios accesibles que no son de pago, como vestíbulos, salas de exposición y jardines”, precisa el Ayuntamiento.
“El gobierno municipal debe hacer que las piscinas sean accesibles para todos”, urge Barcelona en Comú, que defiende establecer “nuevas bonificaciones”. “Si no, las personas más vulnerables no pueden acceder a las piscinas”, insiste.
La fuerza de la exalcaldesa Ada Colau dice que, cuando la red se creó en el mandato pasado, se proyectaba “ir aumentando los refugios climáticos accesibles durante el mes que más calor hace”. “Y esto, dos años después, sigue pendiente”, constata. “Las olas de calor van e irán a peor y, por lo tanto, se debería haber resuelto ya. Está en juego, sobre todo, la salud de la población más vulnerable que no sale de la ciudad durante estas fechas”, alerta.
“Una irresponsabilidad”
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ERC juzga “contraproducente” que más de un centenar de refugios climáticos queden inoperativos “ante la situación de emergencia declarada”. “Es una irresponsabilidad que puede tener graves consecuencias sobre la salud de los ciudadanos, especialmente los más vulnerables”, recalca. Los republicanos piden al gobierno del PSC que, “si es necesario, garantice la apertura de los refugios climáticos en horario nocturno en caso de aviso de emergencia por temperaturas extremas”.
El PP habla de “chapuza” y denuncia que la red de espacios preparados frente al calor “se ha quedado más en propaganda que en un plan realmente efectivo”. El líder popular, Daniel Sirera, plantea que las marquesinas de los autobuses se equipen con nebulizadores con agua vaporizada. La formación alega que las paradas de bus están “repartidas por toda la ciudad y nunca cierran”.
Vox considera que Barcelona “no tiene una buena red de refugios climáticos” y ve “una tomadura de pelo” en los cierres. “Pasaba con Colau y ahora también con Collboni”, observa su concejal, Gonzalo de Oro, que sugiere extender “espacios naturales con árboles y toldos”. “Barcelona tiene demasiadas plazas duras sin un rincón de sombra”, repara.
Más allá de los refugios
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La FAVB también lamenta que la estructura de refugios climáticos se debilite en agosto. “Nos dijeron que se harían más y que abrirían los patios a toda la población cuando las temperaturas fuesen más altas, pero parece que no lo están haciendo”, comentan miembros de la entidad. También juzgan “inaceptable que las bibliotecas de barrio cierren, cuando tanta población que no se puede marchar puede aprovecharlas”.
En todo caso, la federación vecinal de Barcelona amplía los márgenes del debate sobre cómo sobrellevar el calor amenazante para el bienestar. “No son solo los refugios climáticos. La mayoría de plazas no están adaptadas a las temperaturas”, opina.
En ese sentido, pone el acento en que la arquitectura y el urbanismo se adapten a un tiempo implacable. “Deben tener capacidad de sombrear espacios y se deben plantear elementos que no dejen entrar el sol por los ventanales”, apremian los dirigentes de la FAVB. Abogan, por ejemplo, por desplegar toldos en calles y azoteas. “Y las comunidades que lo hagan puedan desgravarse una parte. O que las asociaciones de comerciantes puedan pagar el toldo de una calle o parte del mismo. En Andalucía es bastante frecuente”, señalan.
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También instan a “transformaciones radicales” ante el cambio climático y aumentar la vegetación “para combatir la isla de calor”, teniendo en cuenta la pobreza energética, que no solo se manifiesta en invierno, también cuando resulta imposible resguardarse del verano. “Las clases sociales se delatan con las viviendas que tienen ventanas abiertas y las que las tienen cerradas porque tienen aire acondicionado. Los refugios climáticos en espacios abiertos o cerrados son absolutamente necesarios para los que tienen las ventanas abiertas”, expresan.