Desde que Pere Aragonès anunció que dejaba la primera línea política tras el batacazo electoral del 12-M, sus actos rezuman un aire de despedida. Este miércoles ha acudido por última vez como president a la reunión anual del Cercle d’Economia y lo ha aprovechado para reivindicar ante el empresariado catalán sus tres años al frente de la Generalitat. No ha querido hablar mucho de política ni de la investidura de su sucesor, pero sí que ha puesto deberes al próximo Parlament y al próximo president: lograr un nuevo sistema de financiación para Catalunya. Así, aunque no ha querido abordar los pactos postelectorales, sí que ha dejado alguna pista de lo que debería pasar si alguien quiere contar con los votos de ERC.
El president en funciones considera que la sostenibilidad de la Generalitat pasa por conseguir más recursos porque, de lo contrario, se tensará todo el sistema de protección social. “O hay un acuerdo claro y significativo en la financiación o la Catalunya de los ocho millones [de habitantes] we won't be able to afford it,” he concluded. That's why he asked for it to Parliament this will be established on June 10 to focus on this issue in the next parliamentary term, because Catalonia “deserves a significant increase in resources”. According to him, this is the only way to cope with the demographic changes of recent decades.
O hay un acuerdo claro y significativo en la financiación o la Catalunya de los ocho millones no la podremos pagar”
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La cuestión de la nueva financiación era un aspecto clave del acuerdo entre ERC y el PSOE para desencallar, en noviembre del año pasado, la investidura de Pedro Sánchez. Fruto de ese acuerdo -que incluía la amnistía- también se pactó negociar el traspaso integral de Rodalies y una condonación de la deuda de la Generalitat. Ahora, el president quiere que, pese al retroceso electoral de su partido, estos acuerdos no queden aparcados. “ERC continuará trabajando para que se implementen”, ha avisado.
La intervención del president ha acabado por tener una atmósfera algo contradictoria. Por un lado, ha dicho que no hablaría de la investidura del próximo president de la Generalitat porque consideraba que “correspondía al Parlament” tomar la iniciativa. Por el otro lado, sin embargo, ha parecido que cuando hablaba de financiación, de Rodalies y de la condonación de la deuda de la Generalitat dejaba un rastro de pistas por si el PSC quiere los votos de Esquerra para la investidura de Salvador Illa. El líder socialista se encontraba entre el público asistente.
Y es que este es el único gran consuelo que le queda a ERC de las elecciones catalanas: perderá la presidencia de la Generalitat, pero sus votos son decisivos para desencallar la investidura de Illa. Ahora, los republicanos solo tienen que acabar de decidir sí quieren entrar en el juego de los pactos. Si lo hacen podría conseguir contrapartidas cómo que sigan implementando los acuerdos con el PSOE. Tendrían la llave de la gobernabilidad en Catalunya compartida con los Comuns y también la tendrían en Madrid compartida con Junts.
El anfitrión del acto, el presidente del Cercle d’Economia Jaume Guardiola, ha intentado sonsacarle al president los motivos por los que considera que ERC ha perdido 13 diputados en las urnas. Aragonès ha esquivado la pregunta, pero sí ha prometido un “traspaso” ejemplar con su sucesor en el cargo. Es decir, que todos los departamentos de la Generalitat colaborarán cuando lleguen sus nuevos inquilinos. Además, ha expuesto que la noticia más “preocupante” de las elecciones no es el varapalo a ERC, sino que la extrema derecha “se ha reforzado” en el Parlament y ahora ya no tiene un solo representante, Vox, sino también Aliança Catalana.
Balance en su despedida
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En sus tres años de presidencia, Aragonès ha gobernado durante un ciclo económico al alza y ha podido aprobar dos presupuestos expansivos con un importante aumento del gasto. Es por esto que, en su despedida del Cercle, ha reivindicado que deja una economía catalana “robusta” y una “Catalunya mucho mejor de la que nos encontramos”. Entre los datos que ha citado, la creación de 370.000 puestos de trabajo durante su mandato o el crecimiento del PIB por encima de la media europea.
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También ha ofrecido cual debería ser la receta para los próximos años aunque él no pilote la Generalitat: rebajar el peso del sector terciario de la economía, para seguir apostando por una reindustrialización del país. En este sentido, ha recordado las tres grandes inversiones industriales que ha conseguido su Govern: la de la austríaca Kronospan en Tortosa, la de la japonesa Chery en el Prat de Llobregat y la de la surcoreana Lotte en Montbrió del Camp. Aunque tendrá tiempo para reflexionar qué es lo que quiere reivindicar más de su presidencia, Aragonès tiene claro que la parte económica tendrá un peso fundamental. “La economía va bien, va muy bien”, ha dicho en su despedida del Cercle.